Estoy enamorada de Miguel Ángel (sí, el arquitecto-pintor-escultor-poeta); sí, de un muerto con nombre de Tortuga Ninja (vale, joder, no podía ser perfecto).
Ayer me leí una biografía que tenía por casa que me regalaron en la comunión (sí, pasé por varias etapas del cristianismo, pero no era consciente). Es un libro en el que viene intercalada la misma historia biográfica pero en formato comic. Un libro dual, por así decirlo. Antes me había leído siempre el cómic. Ayer me leí el libro.
Muchas cosas las recordaba, otras ni la menor idea. Si viviera en el s. XVI y fuera Lorenzo de Médici, lo volvería a proteger. Y, por supuesto, habría hecho cualquier cosa porque hubiese terminado esa pequeña muestra de humildad como iba a ser la tumba de Julio II.
Creo que nunca había empatizado tanto con un artista. Vale, no he elegido a cualquiera. Sin embargo hay otros que me gustan pero antes no los admiraba -o no me llamaban la atención, qué sé yo-. Por ejemplo, ahora mi agenda es de Dalí, pero recuerdo haber ido a su casa-museo hará unos años y no disfrutar nada. M.A.B. fue el único que me ha gustado desde el primer momento. Un flechazo. Así que como ya va siendo hora de caer en las redes del amor, a falta de pretendientes con las ideas claras y el verbo coherente, me quedo con M.A.B.
1 comentario:
Te envié la respuesta de M.A.B (siglas también de M.A.Barracus del Equipo A)... has estado ya en la Sixtina... eso sí que es ya para caerse de culo... y no digamos el Moisés, escondido en una iglesia perdida de Roma...
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