kilómetro cero

Certe volte guardo il mare

questo eterno movimento

ma due occhi sono pochi per questo immenso

e capisco di essere solo

E passeggio dentro il mondo

e mi accorgo che due gambe non bastano

per girarlo e rigirarlo

E se è vero che ci sei....

(Biagio Antonacci)

En realidad la comunión no era en Bilbao, pero para entendernos siempre lo digo, que tengo tres primos bilbaínos.
En realidad es un pueblo precioso de la provincia de Cantabria. Se llama Castro Urdiales, y cada vez que voy se me cae la baba. Y quiero vivir cerca del mar.

En teoría soy de secano. Pero en la práctica el mar es sinónimo de muchísimas cosas.

Este fin de semana ha sido, sobre todo, rodado. Más de 14 horas entre coche y autobuses. Lo típico de "cómo se llega antes a Bilbao, pasando por Logroño o por Huelva". Salió Huelva.

En otro orden de cosas, volví a ver senza lei il telegiornale. Me quedé dormida a la mitad. Y volví a jugar al fútbol, esta vez en la playa, mientras al fondo un montón de surferos hacían de las suyas y mis primas jugaban a "me mojo pero no me mojo pero en realidad lo que deseo es que venga una buena ola y me moje". Y vino. Y hoy por la mañana, de perdidas ... ¡al agua patos!. Pero su imagen en bragas rosas bañándose se podía ver. La mía en bragas rosas bañándome sería cuanto menos espeluznante.

Y comenzó el km 0 para planear otra huida.