Indiana Jones se lleva a la chica

La vida se ha quedado colgada de párpados de color fresa. Mis vecinas discuten y arman la marimorena (un post sólo sobre ellas próximamente, lo prometo).

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El tiempo se para a 37ºC en la plaza de las Descalzas y Gabilondo, el filósofo de los hermanos, nos habla de viajar, de hacerse, de Rotterdam y de París, y de Descartes que siempre se encontraba allá donde iba, de que en todas partes hay un trozo de Madrid.

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Me hace pensar mucho en todo lo que cambiaré. Nos dice muchas veces que tendremos la suerte de la curiosidad, pero de la curiosidad con mayúsculas, una definición que no existe en los diccionarios, así que la doblo en cuatro y me la guardo para siempre. La curiosidad del afán por abrir los ojos y ser capaz de cambiarse a uno mismo. Nos ha hablado de caminos. Me encanta hablar de caminos. De los seres irrepetibles. Creo que hablaba de nosotros. Habló de la vuelta, de que nos quiere vivos y coleando con los ojos bien abiertos el año que viene.

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Todo historias era un CD que había (y aún hay, cada año más viejo) en la biblioteca de Soria. Lo cogí porque estaba interesada en el cantautor (en la vida hay decisiones aleatorias que marcan todas las demás). Recuerdo que del libreto sólo quedaba una cara y alguien había escrito una frase que decía "la vida es un misterio que todos queremos desvelar".

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Durante años pensé que esa frase era del cantautor. Se convirtió en una de mis frases que tomé prestada para seguir configurando ese diccionario de frases que todo el mundo tiene. El mío las tiene de todo tipo, desde "por tu padre" (indica fascinación, sorpresa, alegría), a "debería ser obligatorio para toda la humanidad" (temas literarios casi siempre)... esta frase la tomé prestada y cuando, años después, me compré el original de ese mismo CD descubrí que esa frase no era del artista, sino que había sido alguien anónimo que la dejó ahí, para que todos los demás la viéramos.

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Una vez me enamoré de un chico de mi clase. La tontería me duró bastante tiempo. Jugaba a dejarle mensajes en libros de la biblioteca y luego se lo decía para que los viera. Pero a él no le gustaba leer; en 12 años que fui con él a clase sólo se leyó un libro (Zalacaín el aventurero), y por obligación.

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Así que uno de los dos ejemplares de Queda la noche se quedó sin que el receptor leyera el mensaje. Porque no creo que nadie creyese que eso lo había escrito Soledad Puértolas.

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En esa biblioteca hay también una enciclopedia de autores, y de algunos viene hasta su dirección. Siempre pensé que conocería a José Hierro y cuando tuve la oportunidad, no la cogí al vuelo. Al poco tiempo se murió. Y me quedé con las tremendas ganas. Desde entonces recopilo sus poemas y sus libros y le confieso a todo el mundo mi secreta admiración.

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Me gusta pensar que hay infinitos caminos, tantos como personas, que no es un error trazarlos por primera vez, sino una aventura que ya querría para sí Indiana Jones.

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Así que la vida es una aventura. Pero Indiana jones siempre gana y se lleva a la chica. Yo nunca me llevo a la chica (es lo que tiene la ficción).

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(hoy no iba a haber doble ración, pero tenía que escribirlo y recordar como fuera -y para siempre- las palabras de Gabilondo. Hay que ver lo que dan de sí 10 minutos de charla).