Hablaba con Mauri de Ruffini o, más bien, le intentaba explicar trucos fáciles para saber si había factorizado bien.
Las matemáticas molan, y al nivel 4º ESO, más.
Creo que las personas más románticas, platónicas, idealistas, etc. son los matemáticos. Detrás de una fórmula, si quieres, está todo.
Estaba tan mareada del calor que Mauri se ha levantado sin decir nada (a mí se me iban los ojos, de esto que sabes que te vas "para dentro de tí" mientras él hablaba de tres equis a la cuarta) y ha puesto (por fin) el ventilador. Luego hemos continuado discutiendo sobre el tal Ruffini. He decidido que, visto que el chaval lo que necesita es un milagro, que aprenda él solo. Casi no hablo, me tiene que contar qué ha hecho, cómo lo ha hecho, qué fórmula cree que se puede utilizar, etc. Con todo. Que lo saque él solito, que para eso tiene cerebro.
Después me he ido por el centro. En teoría de compras. Después de una hora y media y tragarme dos colas para probadores, en la cola para pagar decidí que pasaba, que me iba a casa, que mi tiempo no valía esperar otra cola más. Así que, coca cola en mano, me he dado una vuelta por una calle que vende desde cuchillos a telescopios de segunda mano.
En el metro, para variar, no había aire acondicionado, y las sardinas se vestían de personas humanas. Veo playas en mi imaginación, y cervezas bien frías.
Editado: acabo de leer la primera parte del informe de la Guardia Civil sobre el caso "Operación Puerto", esto es, la pillada a los ciclistas que se dopan (y a los que los dopan). Francamente, si haces algo ilegal, al menos hazlo bien; es decir, si te apellidas Scarponi no puedes utilizar de mote Zapatero (Scarpa en italiano es zapato), no, hay que ser más listo. Si todo el mundo en el pelotón te llama Búfalo no puedes utilizar ese mote también cuando te dopas; o si tu apellido es Gutiérrez no puedes ser conocido ilegalmente como Guti. En realidad hay que ser gilipollas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario