16 de agosto de 2006

No creo en las meigas... pero haberlas, haylas.

La última vez que mi amiga E. se pasó por Madrid me regaló una meiga. La meiga de la felicidad y la dicha. No sé por qué no me regaló la del amor (trajo otra para mi amiga S., que era del amor), pero en fin, no se puede tener todo.
Es súper fácil - según las instrucciones de la caja - conseguir la felicidad y la dicha.
Sólo hay que tenerla en un lugar alto y frío, y una vez al año ponerla debajo de la luna.
Ya no tengo excusas. Si antes pensaba que la felicidad era un estado de ánimo, ahora tengo que mirarlo en términos de promoción, algo así como "por la compra de una meiga, 100 unidades de felicidad de regalo".
Podría montar una empresa que se dedicara a esto. Pero surgirían varios problemas:
- Problemas logísticos: ¿dónde se pueden meter las unidades de felicidad que regalaría?. ¿Cómo se envasa?. Y si envío una a un cliente y llega defectuosa, ¿cómo compensas a una persona a la que le has privado de su felicidad -que ha pagado por ella-?.
- Problemas de planificación: tienes que pensar de antemano (para no encargar felicidad de más o de menos) los clientes potenciales que vas a tener. Porque luego pasa lo que pasa, que el cliente tal mete un pedido pero tú no lo habías previsto, ¿qué haces?. ¿Le quitas a otro el regalo para dárselo a éste?.
- ¿Es un producto homogéneo o, por el contrario, has de adaptarlo a cada tipo de cliente?.
- ¿Se harán rappels?. No, esto no puede ser. Subordinaríamos la felicidad al dinero. No, cada unidad de felicidad vale lo mismo (1/100 de meiga).
- ¿Qué pasaría con los clientes morosos? ¿Puedes pedirle a alguien su felicidad futura?.
- Y cuando hay problemas de stock, ¿llamas a Suiza como has hecho siempre? (si no fuera porque he estado pensaría que Suiza es un lugar que sólo existe en la imaginación y que sirve para pedir mercancía cuando te quedas sin stock). ¿Por qué los suizos tendrían que darte su felicidad? ¿Acaso es que tienen mucha, como les pasa con el chocolate?.
- ¿dónde la compras al por mayor?. Y, cuando la consigues, ¿cómo decides el margen que le pones?, ¿quién eres para decidir el margen de algo así?, ¿alguien puede valorar en su justa medida este producto?.
- El público objetivo; ¿se decide focalizar el producto en un segmento determinado de población?, ¿hay gente que no tiene derecho a ser feliz?.
Menos mal que hay cosas con las que no se puede especular. Creo que me moriría de pena si un día mi jefe me pidiese que anulase la referencia. A veces me pide que anule algunos productos o referencias. Yo, por si las moscas, no lo hago.
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En realidad no iba a hablar de meigas, pero la he visto encima de la mesa.... .

1 comentario:

marga dijo...

Si no ocupan mucho espacio, te haré yo el primer pedido (en cuanto soluciones los problemas de logística): mándame un par de unidades, para guardarlas en un armario y sacarlas en caso de emergencia, que nunca se sabe...