10 de enero de 2007

Piranesi y otras cosas

Hoy fue un dia raro. Me senti cansada, de todo (y de todos, de la vida en general, hasta las narices de la gente interesada, o de la gente que cree que sabe lo que tengo que hacer), pero acabo de llegar de una exposicion de Piranesi que veria mil veces mas.... y ya no me acuerdo de lo harta que estoy a veces de las cosas. complimenti S.:)
Este es el post que escribi para ayer, pero por causas ajenas a mi voluntad no pude "postear":
Nadie en Roma sabe que tengo blog. Supongo que, por una parte, no quiero que lo sepan (y así poder escribir incluso - notese la ironica - sobre ellos), aunque bien es cierto que hay multitud de situaciones de las que no hablo y que tiendo, por lo general, a hablar de cosas tan concretas como una tarde, un café, o una noche de fiesta. No hay un “continuo” romano. A veces intento dárselo, pero me censuro sobre ciertos temas (y le echo más literatura a otros) así que, por fuerza, es imposible. Todo lo que está es pero no es todo lo que está. Y, por supuesto, a pesar de los múltiples posibles destinatarios, sólo lo escribo para acordarme en el futuro.

Por otra parte, y siempre ha sucedido de esa manera, apenas hay gente que conociera antes de crear el blog que sabe de la existencia del mismo. Recuerdo que se lo conté a tres amigas (dos de la universidad y otra de Soria) que creo que no lo leyeron nunca, a S. (que le debo carta desde septiembre pasado, manda huevos, le tengo que enviar algún regalo para compensar mi tardanza – además de escribir una carta deliciosamente suprema -, pero últimamente me da por regalar cosas muy grandes que no caben en sobres: por ejemplo, en nochevieja le regalé a Magda el Colosseo, francamente no sé cómo se lo va a llevar de vuelta a Cracovia), a mis mosqueteras. Y creo que no lo sabe nadie más.

Bueno, ahora que lo pienso mi hermana igual lo sabe. En una quedada de junio (del blog de L. Etxebarria) pudo “coscarse” de algo. Eran demasiadas cosas “raras” juntas. En teoría sería justo que lo supiera puesto que yo, por casualidad, di con el suyo (también es cierto que no lo leo mucho porque no me gusta).

Hay cosas que de una manera extraña me dan miedo: que lo lea alguien que conozco (fuera de los que con anterioridad o posterioridad a la creación del blog me conocían o han conocido) y eso me cohibiera a la hora de escribir. Sé que el día que eso ocurra este blog dejará de existir.

A veces pienso que me gustaría que lo leyera A-style. A-style vino como yo de Madrid a hacer este Erasmus. Y la verdad es que día a día se ha convertido en mi amiga. Somos diferentes, opuestas. A veces creo que hay un montón de A-style que no conozco, una A-style del pasado, una A-style mucho menos fuerte y decidida de lo que aparenta. Pero me gustaría que conociese algo más de mí, algo más rápidamente de cómo habitualmente voy mostrándome. Un día me dijo que “siempre me defendía”, pero no sabe que lo que ella piensa es simplemente que últimamente me resbala casi todo, y las causas de ello son profundas y lejanas en el tiempo. También vio una foto mía de hace 4 ó 5 años y me dijo cuánto había cambiado (para mal, que la tía no se corta un pelo). Intenté decirle que no era así, que ahora soy igual que en esa foto (tenía la mirada alegre y limpia), pero que en medio pasan cosas, pasan personas que le agotan a una, y que inevitablemente todo forma parte de una evolución.

Otras veces me da miedo pensar como una adulta. Porque entonces parece que no puedes equivocarte. Isa me dijo hace unos días que yo no era economista. Eso es lo mejor que me pueden decir. Porque yo ya sé que soy economista (lo dicen 6 años de universidad, lo dicen los periódicos que entiendo, lo dice mi forma de racionalizar todo, lo dice la oficina que en algún lugar me espera, una oficina con vistas al mar, que abra de noche e invite siempre a la primera ronda mientras suena de fondo una canción italiana), pero es vital que alguien vea en ti otras cosas más allá de lo que los ojos puedan decir.

Los tres últimos días los he pasado fuera de casa prácticamente. Ayer llamé a E(POZ) porque me dio morriña y quería saber de su vida. Dice que igual cambia de trabajo (actualmente tiene uno bueno pero malpagado). Además estoy súper orgullosa de su madre, que está saliendo adelante en malos tiempos (tiene una gran familia apoyándola).

Hoy dormí media hora. El examen era a las 9 y comencé a estudiar a las 00.00. fue una noche terrible. A las 5 quise tirar la toalla, mientras comía chorizo y nutella (juntos pero no revueltos) en la cocina de A-style, pero ella no me dejó (“anda, no te quejes que pareces un viejo”). Ignoro cómo salió el examen (aparte de inventado, claro), y me fui a Feltrinelli Internacional, donde encontré el libro que me enseñará catalán (me lo compraré más adelante, cuando sepa cuál es el libro que me enseñará inglés).

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