...y hacía tiempo que no te veía...

Como muy bien ha contado Laura en su blog, el viernes fuimos a un concierto de César Rodríguez en el Búho Real.

Hace más de dos años que escucho a este cantautor, pero nunca tuve la suerte de ir a un concierto (una vez en Clamores le escuché tres canciones, pero no era un concierto suyo). Me encanta por su voz extraña y por sus letras (mis dos requisitos imprescindibles), y su canción Cortando Rosas, pues en fin... que son muchos meses, muchas veces escuchada, muchas muchísimas horas con César en los auriculares, y alguna noche borracha en Roma pidiendo al respetable que escuche con atención al nombrado cantautor desconocido.

Y el concierto estuvo plagado de acordes conocidos, de complicidades, bromas casi silenciosas y un pequeño grupo con suerte, no éramos más de 30 personas.

Después del concierto Laura dijo "vamos a hacernos una foto". Yo me moría de la vergüenza (cómo no), pero a la vez tenía muchísimas ganas. Así que allá nos fuimos, y para qué contaros... jejejejeje.... ella le dijo que yo le escuchaba desde hace tiempo. Le hablé de un par de personitas que yo conozco y él conoce (y gracias a él me enteré de que siguen junt@s, qué bueno es el amor). Nos dio las gracias por acudir, y habló de su próximo concierto en Galileo.

De ahí corriendo al Moulin Rose, donde nos encontramos con Anita, a otro concierto de tintes flamenquitos, Dále al aire, un grupo en el que una tía se lo come todo con patatas, menuda voz. Había mucha más gente que en el de César.

Luego nos tomamos unas cuantas sidras inglesas y yo entendí cosas raras de la camarera, hay que ver (qué mal estoy, o es el calor). Fiel a mi costumbre romana me llevé el vaso (señor vaso, que se convertirá en un bonito jarrón cuando alguien cometa la torpeza de regalarme flores).

De ahí directísimas al Nike, a terminar de emborracharnos (sin mora, please), vimos a una bloguera famosa y muy guapa y nos hicimos fotos frikis. Salimos con el cachi y dos chicas, una con cara conocida pero no reconocida, nos llevaron al Alcina, sitio al que siempre vamos, lo queramos (que yo siempre quiero) o no.

Un chupito y a buscar pizza (una es animal de costumbres). En la calle Pelayo hay un sitio de comida italiana que más o menos supone que alguien entró en mi cerebro y me robó mi idea de negocio, porque es literalmente ésa. Pero como estaba cerrado acabamos no sé dónde tomando pizza (que no estaba mala ni nada). Por el camino había muchísimos posters de Muchachito Bombo Inferno y acabamos con ellos en la espalda. Qué frikis que somos y qué bien nos lo pasamos.

En el Escape pusimos un poster en la pared, que no duró mucho, y me pegué una hostia de las que hacen época (y de las que hace girarse a medio bar). Al dar el cierre nos fuimos a la plaza y seguimos desvariando.

Y en el barrio se me fue la pinza al llegar, y me ofusqué en que tenía que encontrar un bar para desayunar, y estuve más de media hora dando vueltas.

Claro, así es imposible luego poder cortarme el pelo.

Ayer fuimos al concierto de Efecto Mariposa en las fiestas de Chamberí, decepción absoluta, vamos, que había sitio hasta en la primera fila. Chasco.

Por lo demás, mi hermana se ha hecho un esguince así que estoy (quién me lo iba a decir) de cocinera y todo eso. Vamos, que todavía tengo la maleta a la mitad de sacar. Y con tanto ajetreo, salir y entrar, tengo la inmensa suerte de acordarme poco de Roma (o de acordarme mucho, pero sin nostalgias de las que hacen llorar).

El viejo profesor me escribió un email. Recibió mi regalo (Poesías Completas, edición bilingüe, de su amado García Lorca). Le adoro. Además de ser toda una institución en su campo, brillante economista (lástima que el tiempo corra, cada vez más en su contra).

Admito que lloré. Pero es que a veces la gente hace cosas muy raras para demostrarte que te va a echar de menos.

En los próximos días empieza mi ajetreada (espero) búsqueda de trabajo, salpicada con un par de bonitas visitas al dentista que me dejarán compuesta y sin muelas del juicio.

La polaca (ver post de Nochevieja) me acaba de soltar que me ama desde hace mucho tiempo. Flipo con la vida.