- Nos pone un mini azul, por favor.
- Aquí no vendemos minis.
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- Isa, que me he equivocado de bar.
Así comienza mi primera noche en Madrid con Isa. Llegué una hora tarde (listas de espera de la Espe, y eso que sólo he pedido unos análisis, más de una hora y media esperando - a partir de la hora a la que me habían citado, se entiende - ), y tras un sandwich rodillero a buscar unas birras.... digo.... que el bar de los minis azules está cerrado? pues ná, me lleva a beber sangría a las cuevas de Sésamo.
Lo que pasa es que yo hoy iba con la voluntad política en modo "on". Es decir, suelo hablar de gilipolleces en mi vida diaria, pero hay ratos en los que pienso y todo, y me viene una vena crítica - animal de la polis, que no hay quien me reconozca. Y hoy a Isa le ha tocado la china.
Que si nuestra generación, que si la falta de voluntad de discrepar, que si la homofobia (tremenda, preocupante) que nos vamos encontrando por ahí.... que todo es siempre un punto de partida, y no de llegada..... que no tenemos que cansarnos de saber, o de querer saber... (en esos ratos soy más papista que el papa).
Cuando he terminado la perorata (sangría en sangre) me ha dicho "me has deprimido".
No quiero causar ese efecto en la gente, pero es lo que tiene la política: que deprime.
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