9 de diciembre de 2005

Funcionario público, ¿dígame?

La palabra (burocracia) parece que ha tenido siempre un cierto carácter despectivo; se dice que deriva de una combinación un tanto vaga de raíces grecolatinas y francesas. El término latino burrus, usado para indicar un color obscuro y triste, habría dado origen a la palabra francesa «bure», utilizada para designar un tipo de tela puesta sobre las mesas de oficinas de cierta importancia, especialmente públicas. De ahí derivaría la palabra «bureau», primero para definir los escritorios cubiertos con dicho paño, y posteriormente para designar a toda la oficina.

La burocracia significa lentitud, exceso de trámites, distanciamiento total entre el prestador de los servicios públicos y el usuario de los mismos, producto de una exagerada adherencia de los funcionarios y empleados públicos a los reglamentos y rutinas, a los procedimientos y métodos consignados en los manuales de organización. La burocracia es un mal "irremediable" que el ciudadano percibe como un fantasma que pesa demasiado y que le resulta muy costoso.


(Weber y la teoría de la burocracia)

Después de no irme de puente porque hoy (9) era el último día para completar la información sobre unas encuestas que voy a hacer en la universidad, voy a entregarlo y comento que un profesor no ha respondido mi email, por lo que su fecha y hora de encuesta es "sin confirmar". A lo que el funcionario (en este caso funcionaria) de turno me responde: "no te preocupes, tráelo la semana que viene".

Yo pongo una cara mezcla entre cara de póker y de cabreo infinito y digo "sí, pero como hoy era el último día para entregarlo..."(pensando en los tres días de la semana que he ido a la facultad sin tener clase....sin tener puente.....). Su réplica es poner cara de "cortito" y decir "puedes traerlo la semana que viene".

Sobra cualquier tipo de comentario.

Buen fin de semana

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