"Uno de los finales más tristes que yo jamás leí es el final de Peter Pan. El tiempo pasa, y pasa para todos. Wendy crece, se hace toda una mujer, tiene una niña que se parece a ella cuando se escapaba con Peter Pan.
Una noche, pasado mucho, mucho tiempo desde la última vez que se vieron, Peter Pan irrumpe en la habitación de Wendy para buscarla, para llevársela de nuevo a Nunca Jamás.
Pero el tiempo no pasa en balde, Wendy no es una niña... cuando él le dice: "vengo a por ti", ella le dice: "no des la luz, porque dar la luz supone enfrentarse a la jodida certeza de que hemos crecido".
Alguien entró de golpe en la habitación y encendió la luz y nos dimos cuenta de que casi no quedan niños, que negamos el derecho a la infancia a los que la merecen.
Si Peter Pan viniera a buscarnos, no des la luz...no vaya a descubrir que le hemos traicionado y hemos crecido demasiado."
Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que me sorprenda a oscuras.
Por favor, que no dé la luz,
no vaya a descubrir que suelo mentir
cuando juro ser aún ese niño.
Quién le va a contar que la gran ciudad
no dejó ninguno, ni uno vivo.
Estrellas fugaces, mi más breve instante, respiran el humo,
escuchan el mudo rumor que nace en sus vientres.
Fueron arrojados al acantilado de la cruel fabela,
huyen de las hienas, de escuadrones de la muerte.
Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que se extingan los soles, ¿dónde diablos te esconderás tú?
Mowgly coserá botas en Ceilán, no escuchará rugir de noche a Bagheera.
Tom Sawyer reirá tras el humo del crack si en esta redada logra salvar la vida.
Si Peter Pan viniera a buscarme una noche azul,
que nos sorprenda a oscuras, por favor apaga la luz.
Si quieres evitar que en la tempestad
le queme la fiebre de niños ancianos.
Quién le hará entender que al amanecer
cierran con grilletes sus ojos cansados.
Niños que perdí, a los que mentí, gritan a lo lejos,
arañan el hielo de la luz de la mañana.
Niños con espinas, con cuencas vacías,
que te lanzan piedras,
tiñen las sirenas de todas las ambulancias.
("Si Peter Pan viniera" - Ismael Serrano)
Son muchas las veces que, mirando hacia atrás y analizando en que nos hemos convertido, llegamos a la conclusión de que el niño o niña que fuimos nos miraría con reprobación.
Cuando voy en el metro, siempre acabo haciendo las mismas cosas; esto es, mirar a las caras de la gente, imaginar vidas a la medida de lo que transmiten. En cualquier caso, es denominador común en la mayor parte de esas caras que son personas que bajarían la mirada delante del niño que fueron. Avergonzados.
Recuerdo un día, hace unos dos años, subiendo a toda hostia las escaleras de la estación de Gran Vía, delante de mí iban dos ancianos cogidos de la mano. No iban como la mayoría de las parejas, recriminándose, con malas caras, o con el empalago propio del principio del enamoramiento. No había palabras, sólo una mirada que lo decía todo.
En ese momento supe que el amor era eso, y todo lo demás sobraba, al menos sobraba con el nombre de amor. Simplemente porque me encontré con dos personas que habían experimentado eso que llamamos amor de una manera distinta, porque eran dos personas que no habían echado nunca al niño que había dentro de ellos (il bimbo dentro).
Se buscan niños.
Non voglio perdermi
Ma ora non trovo più
Il bimbo dentro me
(Tiziano Ferro)
PD: el 18 de diciembre, con El Mundo, Calendario Talita.
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