He pasado 11 años de mi vida en un colegio de curas, cuyo patrón-fundador-santo era un tal José de Calasanz. El caso es que también existen canciones grabadas en el imaginario colectivo de los niños y niñas que acudieron a ese colegio (aplicable a todos los colegios religiosos de nuestro país), que nos aprendíamos (coercitivamente, es obvio decirlo), como la vida del santo (había unos cómics para pintar muy didácticos con ese objetivo), y cada vez que íbamos a la iglesia (con ocasión de celebración religiosa... y por cualquier cosa, porque al final íbamos como una vez a la semana) teníamos que cantar estas canciones. Además la aspiración de mucha gente de mi clase (incluida la mía) era la de conseguir ser miembros del coro (daba mucha categoría social). Por fortuna nunca lo conseguí (ni lo intenté, a decir verdad, había que realizar pruebas de canto).
Ese tiempo se acabó hace algunos años, y si algo aprendí es que si tengo hijos no recibirán más que una educación estrictamente laica.
Un saludo.
Las campanas
Las campanas repican vibrantes,
Calasanz, volteando en tu honor,
y los cirios te ofrecen temblantes
en tu altar su poema de amor.
Así quieren tus hijos queridos
sobre el son de las torres cantar
y con besos de amantes latidos
ser los cirios que alumbren tu altar.
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz
Gloria y honor, gloria y amor a Calasanz
Hubo un hombre
Hubo un hombre
que pasó por esta tierra,
hubo un hombre
que se dio por los demás,
hubo un hombre
que supo ver en los niños futuros hombres
de una nueva humanidad.
San José de Calasanz, San José de Calasanz
supiste dar tu vida por los demás
San José de Calasanz, San José de Calasanz
supueste dar tu vida por los demás
enseñándoles a amar.
Como un padre para el que no tuvo padre
como hermano para el que no tuvo hermano,
como amigo para aquel que en esta vida no ha tenido
el cariño de un amigo
(para aquel que en esta vida no ha conocido a Jesús, su gran amigo).
Padre que de los niños
Padre que de los niños
Padre que de los niños
buscaste siempre el bien,
hoy canta tu grandeza
la cándida niñez.
Salve José, los cánticos,
oye de nuestro amor,
oye la voz de súplica
de nuestro corazón.
Tú de la fe encendiste
en las almas la luz,
infunde en nuestros pechos
anhelos de virtud.
Protege a las escuelas
desde la gloria y haz
que en ellas resplandezcan
la ciencia y la piedad.
21 de diciembre de 2005
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1 comentario:
Muy bueno, yo tambíén provengo de colegio de monjas... y mi gran revelación se produjo el día en que la profesora de religión nos explicó las teorías de los herejes: Marx, Nietzsche, Feuerbach... Y yo me dije: "pues me convence más lo que dicen estos herejes que lo que me cuentan estas tías..." Vamos, que le salió el tiro por la culata a la pobre profesora de religión. No me volvieron a ver aparecer por la capilla (me quedaba en clase leyendo).
Y al final acabé mandando a mi hija a otro colegio religioso (aunque no tanto)... pero bueno, ya es ella lo suficientemente pagana como para que no la enganchen con bobadas... pero en fin, creo que me has dado la idea para un post.
Besos
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