22 de diciembre de 2005

La tensión de los opuestos


- ¿Te he hablado de la tensión de los opuestos? - me pregunta.
- ¿La tensión de los opuestos?
- La vida es una serie de tirones hacia atrás y hacia adelante. Quieres hacer una cosa pero estás obligado a hacer otra diferente. Algo te hace daño, pero tú sabes que no debería hacértelo. Das por supuestas ciertas cosas, aunque sabes que no deberías dar nada por supuesto.
"Es una tensión de opuestos, como una goma elástica estirada. Y la mayoría de nosotros vive en un punto intermedio.
- ¿Algo parecido a un combate de lucha libre? - le digo.
- Un combate de lucha libre - dice, riéndose -. Sí: la vida podría describirse así.
- ¿Qué bando gana, entonces? - le pregunto.
- ¿Que qué bando gana?
Me sonríe, con sus ojos llenos de arrugas, con sus dientes torcidos.
- Gana el amor. El amor gana siempre.


"Martes con mi viejo profesor" (Mitch Albom)


Es un libro que me encanta, lo leí de casualidad (mi relación con libros y autores se basa siempre en la casualidad). Me considero una ciega-lectora, que va dando palos con su bastón para orientarse, y va sacando libros y aprendiendo de cada uno. Cuando consigue un camino correcto continua por él. También yo, cuando encuentro un autor que me gusta continuo ese camino. Es una relación aleatoria.

Este libro trata de un periodista que recuerda y actualiza su relación con un profesor muy querido de la universidad, pasados ya muchos años desde que dejaran de verse. Y este fragmento es uno de mis favoritos.

Fue el primer libro que me hizo llorar. Y muchos años después lo compré y lo volví a leer. Lloré también. Esta noche lo volveré a leer, por tercera vez. Y tal vez haga algo que nunca he hecho en un libro (de hecho me pareció siempre un sacrilegio).... subrayaré y apuntaré cosas al margen, porque muchas veces los libros que nos gustan son los que reflejan nuestra vida, o la proyección que hacemos de ella.

Buenas noches.

P.D. la foto es Hermann Hesse, no viene a cuento para nada. Si algún día pasáis por Lugano, acercaos a un pequeño pueblo a las afueras llamado Montagnola. Él vivió allí durante buena parte de su vida, más de 40 años, y la que fue su casa es hoy un museo. Impresionante.
Además, por 15 euros duermes en el albergue juvenil Oasis, en Lugano, regentado por una señora mayor muy agradable, que lo tiene de lujo. Y me he pateado bastantes albergues juveniles.... de lujo sólo éste. Un lugar que me dio paz. A veces tenemos que recorrer miles de km para encontrar algo que tenemos dentro de nosotros. Para parar los terremotos que nos consumen.

Hay que ser gilipollas para tener que irse a Suiza a darse cuenta.

Me decía hoy la becca que en el fondo todo se tambalea.... por eso recordé las frases de Albom.

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