Nota aclaratoria previa: no tenía la intención de escribir ningún post sobre fútbol.
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De hecho sólo quería recordar que hace un año fui 111% feliz en Montagnola, y esta foto es uno de los recuerdos (sí, es un cementerio y sí, es la tumba de Hermann Hesse).
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De pequeña era pirómana. Intenté, junto con un niño de mi pueblo, quemar el pueblo infinitas veces. Nos íbamos detrás de la iglesia - creo que ésa es mi herencia republicana - juntábamos todo lo que considerábamos inflamable y le prendíamos fuego. Nunca conseguimos nuestro objetivo, pero tratar de quemar mi pueblo es unos de mis recuerdos más preciosos.
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Años después me enteré que mi amigo "de fuego" estaba pillado por mí. Se perdió esa magia, la de los cerdos de playmobil en el belén, o el barco pirata navegando en el pilón donde aún hoy beben las vacas.
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Me pasaba los días en la calle, jugando al balón. Siempre con otros chicos, la mayor parte de las veces más grandes que yo. No me achicaba, si había que entrar o meter la pierna, se metía. Sólo me daba miedo a veces si jugaban con botas con taco. Mi hermana se pasaba el día viendo la tele, y mis primas lejanas estaban demasiado mal de la cabeza como para aventurarse a jugar con ellas.
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Siempre he jugado al fútbol. Hasta que en el colegio dejamos de tener gimnasia. En los recreos, en las horas libres de gimnasia, y en mi pueblo. He pasado por todas las etapas, por todas las posiciones. Acabé dándome cuenta de que si quería tocar bola tenía que jugar de portera. Los últimos años fui portera.
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El primer día que jugué en el colegio era marzo de 1992. Había nevado y la mayoría de la clase estaba, por no sé qué razón, castigada sin recreo. Había muy pocos chicos, y me dijeron que si quería jugar con ellos. Me apunté instantáneamente (lejos quedaron de repente los miles de goles que le metía a mi padre – que él se dejaba marcar - cuando él era Zubizarreta y la puerta de las gallinas era una portería inmensa). El caso es que lo debí hacer bien porque subieron todos muy alucinados. Al día siguiente los que estaban castigados dejaron de estarlo, y mi nivel futbolístico volvió a su estado natural.
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Mi primer gol en el cole lo marqué con la oreja. Balón al meollo y ahí la di yo. En esa época la mejor defensa del colegio era la nuestra, equipo mixto, y las chicas defendíamos. Eso era un muro y no el de Berlín.
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Más tarde, así como a los 12, creamos un equipo de fútbol sólo de chicas. Jugamos un único partido, contra los de A. Se llevaron tantas hostias que nadie quiso nunca volver a enfrentarse a nosotras. Así que ahí se acabó el equipo. Fue un empate a uno.
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En uno de mis múltiples campamentos de la infancia (uno cada verano hasta los 17), en Salduero (Soria), hicimos campeonato de fútbol. En mi equipo jugaba el chico más adorable del mundo. Para más datos, sevillano. Supongo que me enamoré, pero tenía 10 años y no sabía ponerle nombre a esas cosas. Perdimos la final. Ese día se perdió la magia. En ese campamento aprendí a usar la cabeza para jugar al fútbol, a ser más listo que el que tienes delante. No era portera, mis zapatazos a lo Koeman eran demasiado valiosos como para dejarme atrás. Además, si antes de tirar ponías cara de mala leche, el gol estaba cantado.
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Saliendo a despejar de puños, una vez, me llevé un cabezazo en la boca. De ahí el trozo de "paleto" que me falta. De chilena en un recreo me caí de espaldas y pensé que me había muerto porque no me podía levantar y no me salían ni las lágrimas del dolor. Reculando en un contraataque fallido me crujió el tobillo en 7º EGB.
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Mientras iba al colegio me frieron a actividades extraescolares: gimnasia rítmica durante varios años, baloncesto (que me encantaba), balonmano, natación (infinitos años), balontiro (auténtica experta fui en “pillarlas al vuelo”).... la única que realmente me gustaba era la hora del recreo, la hora de ponerme bajo palos e imaginar que ese campo de cemento que se levantaba solo era hierba.
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No recuerdo a que edad, pero ya mayorcita, el Numancia subió a segunda o a primera división, no lo recuerdo, y los de Canal + se dieron cuenta de que Soria existía. Así que cuando el partido del Numancia era televisado, venían y montaban algo en la ciudad. Hubo un campeonato de fútbol . Era nuestra última oportunidad, estábamos en el límite de edad. Me apunté con dos chicas de mi clase. Ni que decir tiene que ganamos. Jugaba, para variar, de portera. Pero como el campo era tan pequeño, los zapatazos desde la portería también eran gol.
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El tiempo ha pasado. Muchos, muchos años hace que todo cambió. Cambió el colegio, cambié la ciudad, cambió mi pueblo y no quedamos ya (al menos no como éramos entonces). Ya no hay un balón rojo por las calles, y un frío de cojones, y volver a casa de la abuela y que se te empañaran las gafas del calor de la lumbre en el comedor.
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- ¿Dónde te habías metido?
- Estaba jugando al fútbol con Iván.
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La última vez que jugué allí al fútbol, fue hace un par de años. Nos habíamos reunido muchos familiares y después del bautizo o boda de turno, nos encaminamos a un huerto (porque es lo suyo, un huerto y unas piedras haciendo de poste) a echar el que es, hasta el momento, mi último partido en mi pueblo (también vendría después ese mini partido en Benidorm con historia musical de fondo). Nada era “como antes”. Me vi rodeada de primos a los que saco 12 años, cuyo máximo ídolo es Raúl. Y yo corriendo, como hacía cuando no era portera, la banda izquierda, con la misma ambición que el primer día. Intentando como siempre el mismo regate que hacía Ronaldo en los tiempos del Barcelona. Mi cara se puso roja enseguida, defendiendo y otra vez para delante, pero a veces está bien saber que por mucho que pasen los años, seguimos siendo un poco niños.
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No me gusta cuando la gente opina mal sobre el fútbol o te mira con cara de "eso es de tontos". A mí me ha dado mucho y siempre he pensado que es un juego inteligente (independientemente de que en la práctica se vea o no). Además, está ligado a la parte más preciosa de mi infancia.
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Y aunque por los medios sea un deporte "de chicos".... lo último "grande" que hizo España en fútbol masculino es de 1964. Las chicas, en los 90 han quedado entre las 4 mejores del mundo (tampoco se puede seguir la información al mismo nivel, la web de la Federación Española en cuestión de fútbol femenino tiene unos cuantos años ¿o lustros? de retraso en la actualización. Por no hablar del fútbol femenino que se ve en la tele. Hay vida después de Ronaldinha. En varios países está más extendido y más reconocido en mujeres que en hombres, se me ocurren EEUU (lugar de procedencia de la mejor jugadora de fútbol de todos los tiempos, Mia Hamm, ya retirada) y Alemania.
1 comentario:
Un as del deporte!!! Yo soy tan patosa que cuando tengo un balón delante las dos o tres primeras patadas van al aire, hasta que acierto a darle!!!
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