Su nombre es Miguel y hoy por la tarde me lo he encontrado en el tren de vuelta de la universidad. Me ha pedido que le llamase como lo llamaría en Italia. Casi se me pone a llorar (pero él es de los "machos que no lloran"), no paraba de decirme que me iba a echar de menos.
Miguel fue la primera persona que "conocí" de clase este año, el primero que me habló (junto con Javi). Con Miguel iba por la tarde y a una clase por las mañanas: iba él, yo iba a veces, y el resto del tiempo me pasaba sus apuntes. Luego saqué un 8 y él suspendió. Y se alegró por mí y yo pensé "qué chico más raro".
Comíamos juntos todos los jueves. Con él me di cuenta de que las diferencias pueden dejarse a un lado y hablar de la vida desde una tábula rasa. Porque Miguel es por fuera todo lo que yo no desearía en un hombre.
A veces pienso que todo en él (su imagen facha-machista) es una máscara creada por un entorno de esas características. Hablo con él y es como el "rasca y gana", arañas un poco y sale el Miguel que yo quiero.
Tiene 20 años y es muy pesimista sobre sí mismo. Cree que no sirve para nada por sus notas, pero intuyo que se lo rifarán, un día le dije "Si quisieras vender una piedra, le pondrías un lacito rojo y se la vendías a cualquiera". Es un tío que vale para para vencer con la palabra. Lo de la piedra y el lacito rojo se lo digo casi siempre que le veo, porque él cree que sólo sirve para reponer los veranos en el Carrefour. Y Miguel es más que eso.
En el segundo cuatrimestre nos perdimos un poco la pista. Pero últimamente nos hemos vuelto a juntar. El último día que estuvimos en clase estábamos hablando de otro chaval que por apariencia externa es el "rarito" y que, por las preguntas que hace, a mi juicio le falta un hervor (cuando pregunta -y lo hace bastante, no sé si para hacerse notar o qué - pregunta cosas que no tienen nada que ver con el tema que se está tratando, ni con la asignatura, y ya puestos, casi ni con la carrera, y rozan el infantilismo) y al juicio de Miguel es "muy listo".... y añade "jo, yo quiero ser como tú o como el chico ése".... y mi grito "¿me estás llamando rarita?" hizo que todos se partieran el culo (si me hubiese llamado "friki" no me habría enfadado). Luego me cogió por el brazo y me dijo "Inés, te voy a echar de menos".
Hoy en el tren me preguntaba cosas, me decía que no podía imaginarse la clase sin mí (melodramático que es el chaval), y que en 20 años nos encontraríamos en Soria (¿?) él con sus niños y yo con mis niños.... ahí le he tenido que corregir, no me veo en Soria y tampoco me veo con niños (al menos no míos). Luego hemos cambiado de tema porque "parecemos viejos, tío".
Me agarraba a su brazo en el circular, él me miraba a los ojos "Inés, tienes muy atadas las cosas", "Ten cuidado con los italianos, que te dicen Bella, bella, y te engatusan"; "Miguel, el 24 me llevo la cámara y nos tomamos después del examen unas cañas" (quiero hacerme una foto con él y llevármela conmigo).
Miguel es una de las más grandes razones de lo a gusto que he estado este año en la universidad. No ha habido friquis ni malos rollos. Javi, Mari y Miguel. Me los pido.
Me ha avisado que no vaya a ver a Ratzinger, "ya sé que tú no comulgas mucho con mis ideas" (ahí me ha dejado planchada, nunca he expresado mis ideas religioso-políticas, sólo un par de veces le he dado un toque por sus comentarios machistas). Le he dicho que no se preocupe, que yo lo único que quiero ver es la Capilla Sixtina. Y que Ratzinger me la trae al pairo.
Miguel fue la primera persona que "conocí" de clase este año, el primero que me habló (junto con Javi). Con Miguel iba por la tarde y a una clase por las mañanas: iba él, yo iba a veces, y el resto del tiempo me pasaba sus apuntes. Luego saqué un 8 y él suspendió. Y se alegró por mí y yo pensé "qué chico más raro".
Comíamos juntos todos los jueves. Con él me di cuenta de que las diferencias pueden dejarse a un lado y hablar de la vida desde una tábula rasa. Porque Miguel es por fuera todo lo que yo no desearía en un hombre.
A veces pienso que todo en él (su imagen facha-machista) es una máscara creada por un entorno de esas características. Hablo con él y es como el "rasca y gana", arañas un poco y sale el Miguel que yo quiero.
Tiene 20 años y es muy pesimista sobre sí mismo. Cree que no sirve para nada por sus notas, pero intuyo que se lo rifarán, un día le dije "Si quisieras vender una piedra, le pondrías un lacito rojo y se la vendías a cualquiera". Es un tío que vale para para vencer con la palabra. Lo de la piedra y el lacito rojo se lo digo casi siempre que le veo, porque él cree que sólo sirve para reponer los veranos en el Carrefour. Y Miguel es más que eso.
En el segundo cuatrimestre nos perdimos un poco la pista. Pero últimamente nos hemos vuelto a juntar. El último día que estuvimos en clase estábamos hablando de otro chaval que por apariencia externa es el "rarito" y que, por las preguntas que hace, a mi juicio le falta un hervor (cuando pregunta -y lo hace bastante, no sé si para hacerse notar o qué - pregunta cosas que no tienen nada que ver con el tema que se está tratando, ni con la asignatura, y ya puestos, casi ni con la carrera, y rozan el infantilismo) y al juicio de Miguel es "muy listo".... y añade "jo, yo quiero ser como tú o como el chico ése".... y mi grito "¿me estás llamando rarita?" hizo que todos se partieran el culo (si me hubiese llamado "friki" no me habría enfadado). Luego me cogió por el brazo y me dijo "Inés, te voy a echar de menos".
Hoy en el tren me preguntaba cosas, me decía que no podía imaginarse la clase sin mí (melodramático que es el chaval), y que en 20 años nos encontraríamos en Soria (¿?) él con sus niños y yo con mis niños.... ahí le he tenido que corregir, no me veo en Soria y tampoco me veo con niños (al menos no míos). Luego hemos cambiado de tema porque "parecemos viejos, tío".
Me agarraba a su brazo en el circular, él me miraba a los ojos "Inés, tienes muy atadas las cosas", "Ten cuidado con los italianos, que te dicen Bella, bella, y te engatusan"; "Miguel, el 24 me llevo la cámara y nos tomamos después del examen unas cañas" (quiero hacerme una foto con él y llevármela conmigo).
Miguel es una de las más grandes razones de lo a gusto que he estado este año en la universidad. No ha habido friquis ni malos rollos. Javi, Mari y Miguel. Me los pido.
Me ha avisado que no vaya a ver a Ratzinger, "ya sé que tú no comulgas mucho con mis ideas" (ahí me ha dejado planchada, nunca he expresado mis ideas religioso-políticas, sólo un par de veces le he dado un toque por sus comentarios machistas). Le he dicho que no se preocupe, que yo lo único que quiero ver es la Capilla Sixtina. Y que Ratzinger me la trae al pairo.
La vida da muchas vueltas pero quiero volverme a cruzar con él.
1 comentario:
Creo que la cuenta regresiva ya comenzo.... uffff mucha gente extrañaras pero estaras en la gloria.. bss
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