2 de enero de 2007

2007... (3 post en uno)

En este mismo post irán 3 post en uno. A falta de adecuados recursos tecnológicos y de tiempo, esta anotación contiene el “post en blanco”, el “post nochevieja” y el “post de año nuevo”, sin ninguna relación entre sí. Por cierto, con tildes (id cogiendo costumbre).

El post en blanco es un post muy largo que he escrito pero que no es publicable (de ahí lo de “en blanco”), y del cual sólo quiero destacar que a veces en la vida te encuentras con personas inteligentes, de las que te ofrecen en un día espacios y tiempos (sin que tú digas nada, o digas cosas que no importan, que para el caso es lo mismo). Se agradece de corazón.

La nochevieja fue bastante espectacular (qué diablos, me lo pasé teta). Por la tarde conseguimos un restaurante al lado del Colosseo con precios buenísimos (nos salió la cena con vino por 11 euros), la gestión de “personas” fue bastante bien, es más, decidí que no sólo no iba a ser parte y juez de nada, sino que también pasaría de todo y me concentraría en pasarlo bien yo. Aunque, como era inevitable, se mascaba la tragedia y se concretó el día 1. Eso sí, nadie se atreve a decirme nada (hay veces en que la gente no se atreve a decirme cosas, esta vez con razón) y mi conciencia está super tranquila (además, que M. no me hable para mí, ahora mismo, es un alivio).

Después de la cena subimos a casa de A-style a por las bebidas. Yo había preparado uvas para 15 personas y allí improvisamos unas lentejas con chorizo (fueron mis primeras lentejas con chorizo y no contaré cómo las hice) para comérnoslas con las campanadas. Bebimos un poco de vino esloveno, vinieron Magda (lo diré: si no fuera tan tan tan tan del Foro de la Familia – pese a sus 21 años - yo pensaría cosas distintas) y Anita. A las 23.55 llegamos al Colosseo (dónde se celebraba la nochevieja no sabemos, pero allí había un montón de gente, y era una de las mejores opciones). Subimos arriba y nos ponemos enfrente del coloso. Y cuando llegan las 12 (hora exacta de España, A-style lo miró en internet) sacamos las uvas, sin campanadas ni leches. Les habíamos explicado a todos los no españoles cómo lo hacíamos, así que al grito de “una, dos, tres…” nos fuimos inventando las campanadas. Al final sacamos las lentejas, los italianos nos miraban y flipaban, y también el champán (íbamos bien equipadas). Nos dejamos la sidra en casa, pero había vodka para después.

Luego decidimos bajar y nos hicieron fotos para un periódico. Nos encontramos alguna cara conocida. M (compañera de piso) no apareció en toda la noche y el día siguiente nos montó un pollo; pero esa es otra historia que no merece la pena ser contada, es 2007 y no quiero tener más ralladuras mentales de naranja y de limón.

Tardamos 3 horas en llegar desde el Colosseo hasta Piazza Venezia, que si una foto con Jesucristo (yo no sé qué le pasa a esta ciudad, esa noche fue Jesucristo en via dei fori imperiali, pero al día siguiente vi a Rafael Alberti en la estación de Termini, seguramente iba a coger el H hasta Trastevere…. En Roma todo es posible), que si brindar, que si unos nos hablan, dos llamadas mosqueteras que casi me hacen llorar, hablando de todo con Magda (le hablé de vivir las cosas, ahora que ella se va, porque lo que ha vivido es pasado, “lo que se hace en Roma, se queda en Roma”, pero que ella tiene la capacidad de escribirlo y por tanto de volverlo a tener para siempre en el presente). Como lo que se hace en Roma se queda en Roma así, por equivocación como quien dice, la besé.

Luego A-style y Aj desaparecieron y nosotros acabamos en Via del Corso bastante reventados, todo hay que decirlo, así que decidimos subir a casa. Por supuesto, no había autobuses nocturnos, ni servicios mínimos, ni nada. Es Roma: no pidas, no te sorprendas, todo es posible, nada funciona, te quejas pero en el fondo…. Te encanta que sea así. A su manera.

Y ayer llovía por la noche en San Lorenzo (al final en la plaza había gente, ahora que estamos en plan enólogas, de mal en peor con los vinos – aunque siempre nos quedará el Nero D’avola) mientras unos pijos de Módena nos hacían compañía, Aj y yo nos reíamos de todo, y todos los “rosso” se convertían en “rosso relativo”.

Al final en esta ciudad nunca sabes lo que va a pasar y ahí reside buena parte de su encanto. El día antes de venirme a Madrid lloré bastante (más por dentro que por fuera). En el metro cuando volvía. En casa cuando llegué, en el avión (sobre todo en el avión) mientras me iba de esa ciudad que amo (y que me regalaba de despedida un amanecer de color rojo), en Roma cuando me perdí en San Lorenzo nada más llegar, para llenar con algo importante esta importante ausencia. Cada día nos separan cientos de kms, y aparte de kms también nos separan vidas distintas. La vida sigue, pero sucede que a veces también mata y el amor te expulsa del edén hacia tierras extrañas.

PD: volvi a aprobar otra asignatura, la becca esta aqui en plan tortola - vaya, que me terminare por comprar esos zapatos de tacon -, y llueve. feliz agno.







3 comentarios:

never_again dijo...

Ay nena, ¿ves alma del cántaro como al final fue una noche fantástica y sobre todo sobre todo especial? Ya me dirás cuando vas a pasar otra nochevieja así, que vale que quizás sí, pero por si acaso mejor echarle ovarios al asunto y ser valiente como tú, que nocheviejas en Madrid vas a tener toda tu vida.
Cómo me alegro de que te lo pasaras "teta", de que desfasaras y te divirtieras, y a M que la den, si no quiere hablarte unos rucazos menos que te ahorras, anda hombre!

Enhorabuena también por otro examen aprobado, ja, ja... anda niña con lo poquito que confiabas en que fuera a salir así...
Me alegro de que hayas empezado el año tan de puta madre, ahora a seguir así, sin perder la sonrisa y esa inteligencia que te hace ver las cosas de una forma tan especial. Besos y feliz año! :)

Anónimo dijo...

Los espacios y tiempos no se ofrecen... surgen, porque sí :-) Me alegré mucho de verte tan guapa y tan feliz... ya verás qué año más estupendo este que entra. Un besito, romana!

Sílvia Herraiz Martínez dijo...

¿Tórtola yo?
¡Qué cosas hay que leer!
Que sepas que estuve muy a gusto allí contigo, y que ahora te echo muchísimo de menos.

Hoy uno de mis niños me preguntó cómo había pasado la nochevieja.

"Menos sola que nunca", le contesté.

Ti voglio bene, becchissimaaaa