Cuando acabó el 2005 yo estaba hiper triste. Es más, la cuesta de enero no fue sólo económica. Fue una cuesta afectiva que duró muchas semanas. Recuerdo que en este mismo blog me quejaba de un montón de cosas, me lloraba y me lamentaba. Recuerdo que le envié un email a la becca, un email en el que fui muy dura conmigo misma, una especie de test del tipo “de dónde vengo y a dónde voy”, donde plasmaba todas las preguntas que me hacía, qué me faltaba, por dónde andaban mis sueños y mis esperanzas, por qué no era feliz, o por qué el poema número 20 mataba. Hoy leo sus respuestas, respuestas que en su momento apenas entendí, porque la tristeza me inundaba la dosis de lucidez que cada uno tiene consigo.
Cuando acaba el 2006 veo una persona distinta. Una persona que puede estar igual (o peor o mejor) en lo afectivo, pero que no se plantea las preguntas anteriores desde el lado de los que se lloran a sí mismos. Creo que he aprendido a tolerarme. Por eso podría llorar con más razones que el año anterior, pero he llorado mucho menos. 2006 ha sido un año raro, además de par. He cumplido bastantes sueños pequeños, y algún que otro grande. He conocido gente de cuarta dimensión, me he superado a mi misma. He sido trabajadora, he sido estudiante, he sido erasmus, he sido romana, he sido de Madrid, he sido una mujer triste, he sido una mujer enamorada, he sido niña. He sido a veces visitadora de museos, o visitadora de fiestas. He sido lectora y también he sido escribiente de blog. He sido por fin alumna de italiano, y he sido desertora de italiano. He sido el suspenso y la matrícula. He sido una lágrima y el chiste más fácil. He sido gafapasta y también he sido ciega. He sido lúcida y he sido tonta, y todas las cosas que he sido en 2006 las soy ahora. Y no me canso.
Soy una persona que se contiene las lágrimas en una comida. Que le gusta que le regalen sonrisas, que le encanta decir “ti voglio bene”. Una persona que algunas veces ha sido valiente y todo. Una persona que, sin embargo, todavía a veces tiene un poco de miedo a ser ella misma, porque es su juez más implacable.
Una persona que no tiene ni idea de qué será de su vida de aquí a 6 meses, que tiene una deuda que va sumando ceros, una familia con la que cada día más se distancia, amigos que se dispersan porque de repente todo el mundo es adulto y ha de buscarse las habichuelas.
Una persona que echa de menos Madrid a morir, y Roma a morir, y que cada vez que parte sabe que va a su casa. Una persona que ha descubierto a Paola Turci o a Carmen Consoli, y hace esfuerzos ímprobos por descubrir a Cortázar, Calvino o Martín Gaite. Que relee “La storia” porque habla de “sus” calles. Que cada día hace menos fotos porque se empeña en guardárselo todo en el disco duro de la memoria (a sabiendas de que la suya es la de los peces). Que ha aprendido a desconfiar de todo en lo que confiaba. Que se ha pegado alguna que otra hostia durante el año. Que, sin embargo, ha conocido gente fuera y dentro de lo real (y la mayoría se han convertido en reales) que merece la pena y que seguirán con ella en el 2007. Y también gente que nunca hubiera conocido antes, con la que “no se hubiera juntado”. Y se ha hecho amiga de alguna que otra “joven del club de la perla” (pero sin perla). Que recuerda como algo imborrable unas monedas mexicanas en un autobús de Malpensa (y lo que ese fin de semana significó). Esa noche de Milán donde ellas pusieron la banda sonora por las calles de putas y de restaurantes chinos, las lágrimas en un albergue mientras nadie hablaba, o ese concierto donde todo fue posible.
Anoche estuvimos tomando algo en casa. M no me habla (me empieza a mirar con cara de “qué mal te has portado conmigo”, cara que ya me la conozco porque no sería la primera ni la segunda vez que intenta hacerme chantaje, hacerme sentir mal), pero exceptuando eso lo pasé bien. Enseñé un dvd de un concierto y algunas fotos, y le comencé a contar una historia de 2006 a A-style (la verdad es que estoy cogiéndole confianza y empezando a contarle cosas de mí) que es posible que le cuente entera. Una historia que comienza sin tener nada que ver conmigo y que cuando termina resulta que se encuentra de frente con cómo soy yo (de verdad de la buena).
Cuando acaba el 2006 veo una persona distinta. Una persona que puede estar igual (o peor o mejor) en lo afectivo, pero que no se plantea las preguntas anteriores desde el lado de los que se lloran a sí mismos. Creo que he aprendido a tolerarme. Por eso podría llorar con más razones que el año anterior, pero he llorado mucho menos. 2006 ha sido un año raro, además de par. He cumplido bastantes sueños pequeños, y algún que otro grande. He conocido gente de cuarta dimensión, me he superado a mi misma. He sido trabajadora, he sido estudiante, he sido erasmus, he sido romana, he sido de Madrid, he sido una mujer triste, he sido una mujer enamorada, he sido niña. He sido a veces visitadora de museos, o visitadora de fiestas. He sido lectora y también he sido escribiente de blog. He sido por fin alumna de italiano, y he sido desertora de italiano. He sido el suspenso y la matrícula. He sido una lágrima y el chiste más fácil. He sido gafapasta y también he sido ciega. He sido lúcida y he sido tonta, y todas las cosas que he sido en 2006 las soy ahora. Y no me canso.
Soy una persona que se contiene las lágrimas en una comida. Que le gusta que le regalen sonrisas, que le encanta decir “ti voglio bene”. Una persona que algunas veces ha sido valiente y todo. Una persona que, sin embargo, todavía a veces tiene un poco de miedo a ser ella misma, porque es su juez más implacable.
Una persona que no tiene ni idea de qué será de su vida de aquí a 6 meses, que tiene una deuda que va sumando ceros, una familia con la que cada día más se distancia, amigos que se dispersan porque de repente todo el mundo es adulto y ha de buscarse las habichuelas.
Una persona que echa de menos Madrid a morir, y Roma a morir, y que cada vez que parte sabe que va a su casa. Una persona que ha descubierto a Paola Turci o a Carmen Consoli, y hace esfuerzos ímprobos por descubrir a Cortázar, Calvino o Martín Gaite. Que relee “La storia” porque habla de “sus” calles. Que cada día hace menos fotos porque se empeña en guardárselo todo en el disco duro de la memoria (a sabiendas de que la suya es la de los peces). Que ha aprendido a desconfiar de todo en lo que confiaba. Que se ha pegado alguna que otra hostia durante el año. Que, sin embargo, ha conocido gente fuera y dentro de lo real (y la mayoría se han convertido en reales) que merece la pena y que seguirán con ella en el 2007. Y también gente que nunca hubiera conocido antes, con la que “no se hubiera juntado”. Y se ha hecho amiga de alguna que otra “joven del club de la perla” (pero sin perla). Que recuerda como algo imborrable unas monedas mexicanas en un autobús de Malpensa (y lo que ese fin de semana significó). Esa noche de Milán donde ellas pusieron la banda sonora por las calles de putas y de restaurantes chinos, las lágrimas en un albergue mientras nadie hablaba, o ese concierto donde todo fue posible.
Anoche estuvimos tomando algo en casa. M no me habla (me empieza a mirar con cara de “qué mal te has portado conmigo”, cara que ya me la conozco porque no sería la primera ni la segunda vez que intenta hacerme chantaje, hacerme sentir mal), pero exceptuando eso lo pasé bien. Enseñé un dvd de un concierto y algunas fotos, y le comencé a contar una historia de 2006 a A-style (la verdad es que estoy cogiéndole confianza y empezando a contarle cosas de mí) que es posible que le cuente entera. Una historia que comienza sin tener nada que ver conmigo y que cuando termina resulta que se encuentra de frente con cómo soy yo (de verdad de la buena).
podria ponerme a llorar pero no lo hare, porque pensandolo y pensandolo me llevo mas cosas positivas que negativas. y ademas las positivas molan. la proxima vez no me olvidare los bombones baci. hoy sigue lloviendo en Roma, hace frio, y me acabo de poner la camiseta y el colgante "de la buena suerte" porque en un rato me espera un cafe interesante en la otra punta de la ciudad.
2 comentarios:
Me alegro de que para ti 2006 también haya traído madurez, un poco de tranquilidad y conocimiento de ti misma, que eso siempre es muy positivo porque hace ver la vida, la propia, con un prisma diferente. Me alegro de las cosas positivas que te llevas de 2006, de que seas capaz de verlas tan bien, de que seas tan valiente y empieces a tolerarte mejor y a no ser un juez tan duro contigo misma. Sigue aprendiendo a verte como te vemos los demás, porque eres un persona excepcional, diferente, interesante... y yo me alegro de haberte descubierto.
Me ha encantado tu post ¡cómo se nota el portátil ¿eh?! Je, je...
seguiré por aquí que me encanta leerte e ir descubriéndote en cada frase. No dejas de sorprenderme y este rincón siempre me deja ver un poco más dentro de ti.
Lamento que tengas pocos comentarios, porque realmente merece mucho la pena lo que escribes, pero ya sabes que esto por desgracia, ya no es lo que era, al menos es lo que me parece.
Un besazo y ánimo con todo! Muakss
En el 2007 acabarás con Cortazar... seguro!!!
Y yo me propongo empezar por décima vez el Ulises de Joyce y acabarlo!!!
No podrán con nosotras!!!
Muchos besos y feliz año nuevo!!!
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