Estoy buscando una tienda de magia. Esta tarde iré. Está en la calle San Mateo.
También busco respuestas que no encuentro. Respuestas a por qué me mienten, respuestas a qué es lo que pasa aquí. Como soy tan "tolai" tendría que haberlas visto venir, pero no, ingenuidad máxima. Respuestas a cómo ha cambiado todo en los últimos meses. Aunque creo que en el camino cambié yo y todo siguió como era entonces. No tengo explicaciones, sólo me produce tristeza. No fue nada de extraordinario (fue-es- vida y nada más) y sin embargo ....
sin embargo estoy aquí y no veo mi sitio, y hablo con la gente y no los reconozco, y su discurso me parece cada día más falso, incompleto, ignorante, triste, el discurso estúpido de los que hablan por hablar. Pienso que esta era mi vida, que me gustaba.
Y pienso en una noche cualquiera de Roma, ligeramente ebria, con Isa, hablando de Giordano Bruno, pensando remedios útiles contra la rutina, hablando de la poesía carnal de Miguel Hernández, pensando cómo hacer para "matar un patito con un vaso de mojito", hablando de lo invisible, pensando en revoluciones poéticas-antimachismo-italiano, hablando de la vida que -nos- pasa. Que alguien se acerque y me diga "molas" (que sea tu amig@ incondicional sin pedir nada a cambio, o mejor, pidiendo sólo que seas tú misma).
Leo. Y lo que antes me parecía maravilloso ahora me da vergüenza ajena. Los trabajos que antes me parecían aceptables ahora ya no lo son tanto (ni siquiera lo que quería ser me parece "la gran" opción). Sólo se han mantenido incólumes algunas personas. Aunque a veces no cojan el teléfono. No sé si es suficiente herencia. Da miedo.
Aquella sociedad huele mal. Esta sociedad huele mal. Escuchas en la calle, escuchas a tus amig@s, lees en foros, y ves gente crispada por bobadas, gente que se centra en la anécdota estúpida, gente que no se plantea ni por asomo algo tan simple como apagar la televisión, ser críticos (pero con razonamiento, no con volumen de voz), conocer su propia ciudad, dar un abrazo o leer un poema.
Pienso qué bien me ha sentado el Erasmus (y me acuerdo mucho de la charla de Gabilondo). Y qué mal le sienta la vida a la gente.
El lunes vuelvo a Roma. Estaré un mes más allí. Le regalaré al viejo el libro de García Lorca (le tengo mucho cariño pero me parece que le soltaré algunas verdades sobre el respeto).
Y cuando vuelva la vida aquí no habrá variado. Aunque yo vuelva con el pelo republicano, una peluca rubia, una gafa-pasta, y una noche (la del 11 de julio) que promete ser friki-friki-friki (seguiremos informando, se admiten proposiciones, decentes e indecentes).
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