Vengo de Atlantide a buscar tu cintura, a enredarme en tus senos. A jugar con tus labios. A sentirme madura y a sentirte y a enlazarme en tus piernas, a anudarme en tus manos y enredarme en tu pelo, a jugar a encontrarte en caminos desnudos. A fingir que no sientes, que no siente tu boca y no siente mi boca despertarse en la tuya.
No vengo por nada que no sea tu nombre, madrugar en tu espalda, acunarte despacio, sonreír en tus párpados y rozarte las nalgas, y lamer el azúcar que despide tu vientre mientras lucho en silencio por tener algo más que tu nombre o cintura, algo más que tus besos y tus dulces palabras que se acaban de noche; por tener algo más que tu cuerpo desnudo, que caricias despiertas y un suspiro desierto cuando te has ido.
Vengo de Atlantide. Sé presente. Nunca aprendí a irme con las manos vacías.
3 comentarios:
Sí, ella tiene que continuar a nuestro lado esa media horita más durante al día siguiente ...
Besitossss
Desde luego... siempre me sorprendes...
eigual - escriboaqui.es
Sin palabras me has dejado... y lo mucho que me gusta que lo hagas... Maravilloso. Nos vemos pronto querida! Y feliz año! muakssss
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