Me apetece escribir esta noche de julio, cuando la gente ya está recogiendo las mesas y terminando las cañas, preparando maletas que les llevarán muy lejos (pero siempre consigo) del tedio y la rutina, a países exóticos, a vidas que soñaron mucho más maravillosas que el día a día que te pisa los talones cada madrugada, que el despertador que te corta el alma como un cuchillo afilado, el abono transportes, la humildad de la espera, del sudor en la frente, de las limas de uñas y los tupper vacíos y sucios a la vuelta, siempre cansados, arrastrando los pies en vagones cerrados, con retrasos estimados en más de quince minutos.
Me apetece escribir porque mi maleta es cada día más pequeña, cada día más naranja, la lleno de recuerdos, fotografías, olores, sonrisas, algún beso, a veces poemas para echar unas risas, luego la compañía, estamos que lo tiramos.
Acabo de llegar de firmar un contrato que me ata de nuevo al Madrid que más odio (y amo), que me ata a la precariedad del telediario y la lucha uniformada. Que me mete al redil del burgués empobrecido. Y yo, mientras, sueño.
Con volver a perderme en la tierra italiana, donde late mi ausencia en cada palabra. O perderme en calles de sitios desconocidos, respirar en la Alhambra y hacer dos millones de fotografías (para llevármela a casa y así no tenerla tan lejos).
Con leer todos los libros que juré leer. Con formarme simplemente por placer, o por ser.
Con meter cada partido 4 goles y ponerle buena cara al mal tiempo (y al bueno también).
Con sonrisas que no tienen precio, y tarjetas que funcionan siempre. Con disfrutar como disfruto cada día que puedo, todos los días un rato, todos los ratos que guardo en una caja de mejores recuerdos. Un disco duro que se alimenta de ilusiones, de remembranzas.
Con escribir ese cuento que tengo en la cabeza, un cuento que se hará realidad cuando aparezcas en mi vida, quizá tímidamente, quizá sin avisar. Un cuento que no olvidaremos, en el que seremos protagonistas, no podrás creer el mundo de fantasía que crearé para ti. No querrás irte.
Todos estos sueños y recuerdos reverberan todo el tiempo, me hacen perderme y ser cuerda...
... una foto de Magda la noche antes de volver de Cracovia, sonriente, feliz, sin rendirse....
o la de Gianluca sonriendo diploma en mano, mientras sin saberlo me daba las lecciones más importantes en mucho tiempo...
un recuerdo POZ en Granada, la creazione....
otra vez Granada con las jóvenes promesas, estamos viejas para el fútbol pero no para volver (¿os hace para mi cumpleaños?)... gracias por simplemente estar ahí.
muchos conciertos, recuerdos que me hacen temblar, cafés y cervezas en buena compañía...
mi Chabe que se me va para Sicilia un año.... mi mancherai tantissimo ragazza... te debo una cena en un restaurante del que salgamos borrachas hablando de poesía... te debo mucho más, como te dije la noche de la sidra...un poco antes de hacernos fotos con García Lorca.... no faltes nunca en mi vida. Haces feliz a la gente que te rodea, aunque no te des cuenta.
Siento que me voy haciendo vieja, que son muchas las cosas que ya he hecho, conseguido, vivido, que estoy de vuelta en algunas cosas... pero a la vez, me ha vuelto la alegría, ilusiones, quizá con más sentido común... quiero seguir viendo mundo, creciendo (desarrollo sostenible, eso siempre), siempre en compañía, siempre compartiendo. Siempre en positivo, seguir llenando la vida de ratos.
Si es que siempre que me pongo a ver fotos acabo nostálgica.
(continuará)
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