Una misma se equivoca por lo general muchas más veces de las que está dispuesta a reconocer. Se producen situaciones extrañas, límites, que nos permiten parar a "pensarnos" un poco (pensarci), a evaluar de alguna manera los pasos que damos, los errores que cometemos. A veces, incluso, a calibrar cómo esos pasos afectan a las personas que nos rodean.
Aprendemos que hay historias mágicas y sublimes, por naturaleza irrepetibles, y que existen historias nuevas cada día. La mayoría de ellas no llegarán a nada, y acaben ahogándose tras la primera copa; otras duran tanto como un relámpago, y es mejor que sea así.
Hay personas que nos acompañarán toda la vida, y a una le recorre un alivio por el cuerpo cuando les reconoce (lo bueno ya me lo he llevado, se repite últimamente).
Una vez le compré a una chica una moneda de euro de dos caras. Cuando se la envié le escribí en una nota que, con ella, la vida siempre le ofrecería el lado "cara", por lo que estaba irremediablemente destinada a ser feliz. La felicidad sólo cuesta 15 euros y la venden en la calle de San Mateo.
Ya no sé nada de su vida, ni siquiera lo más obvio (si es feliz, si le gusta recibir sms de madrugada, si llora viendo Closer o si sigue siendo la chica de "ginebra con limón" que yo conocí. Si la vida la ha jodido o la moneda la salva de algunos infortunios).
A veces viene alguien que te roza la cara, que comienza a conocerte sin que te des cuenta, que se asombra porque leas el periódico empezando por la última página, y se olvida de que a veces sólo sabes decir gilipolleces. Que te invita a un carajillo y te pones a temblar como si tuvieras 10 años.
Sin embargo, es tan fácil perder todo lo que flota alrededor. Una sonrisa, un abrazo, una mirada amiga. Da miedo tener pasado, da miedo tener que guardar estos recuerdos, como si nos fueran robados, como si el tiempo nos robara siempre la buena suerte.
A veces es tan difícil agarrar esto fuerte entre las manos, porque siempre tengo la sospecha de que vendrá quien sea (o sólo el tiempo) a arrebatármelo. Es tiempo de tomar decisiones, de comenzar nuevos caminos sin miedo, sin miedo al qué dirán, o a equivocarse. Sin miedo a seguir rodando otro capítulo, sin presupuesto o guión, de la propia vida. Empezando a asumir que la vida no es lo que uno sueña, que la ficción nunca tiene 3 dimensiones, pero con la certidumbre de que podemos convertir las tres dimensiones en ficción, e incorporarlo en el siguiente capítulo.
Se me olvidó ir a ese concierto que le prometí a Ximena. Me he convertido en una de esas personas incapaz de cumplir las promesas. Ya no sé lo que significa traicionarse porque hace mucho tiempo que decidí saltarme el concepto de coherencia, y aprendí que cambiar era salirse de un corsé que me apretaba.
Aún hoy tengo que pararme a veces a pensar si recordé quitarme el corsé antes de salir de casa, si le podré mirar a los ojos y no perderme ni un ápice de ella, si me estoy alejando de mi ficción, si alguien me facilitará un día de estos es carnet de pertenencia al club de los "solos". Dudas de todo, y donde un día viste fortalezas hoy ves los naipes resistiendo.
En la memoria, casi nada. Siempre da miedo tener un pasado.
6 comentarios:
Veo que has cambiado el diseño del blog. Un día de estos te regalo un diseño italiano, je je..
Yo pienso igual que tú.. estoy de acuerdo en todo lo que has escrito. Es más, ni yo hubiese podido explicarlo mejor.
Un abrazo.
un abrazo para ti, artista!
Discrepo, el pasado no da miedo, lo que da miedo es no tenerlo. Lo que nos pasa se convierte en parte de nosotros irremediablemente y eso es lo que nos hace ser lo "únicos". Me gusta el pasado porque que me hace ser mejor en el presente y me permite soñar con el futuro
cuando me refiero a q dé miedo tener un pasado hablo más de "perder" cosas porque se convierten en pasado...que lo bueno sean recuerdos...ese miedo, que el tiempo me arrebate el presente.
gracias por tu comentario:)
Comparto el miedo. El tiempo arrebata siempre, porque el presente es un instante. Lo importante es que nos dé todavía más de aquello que nos arrebata. Debes luchar cada día por conseguir eso: cada presente debe ser mejor que el anterior, aunque sea en un 0,00001%. Unas veces será difícil, otras imposible, pero otras será así sin que ni siquiera lo pidas. Y lo bueno siempre nos hace olvidar lo malo, o al menos darle la justa importancia.
Ti voglio bene (sola mai, becca).
Aines,sobre los recuerdos:
A mano a mano, vedrai che nel tempo
li sopra il suo viso lo stesso sorriso che il vento crudele ti aveva rubato, che torna fedele, l´amore é tornato da teee.......
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