Hace unas semanas escuché a alguien decir que lo más importante era siempre acordarse de dónde viene uno. Por eso, cuando en los últimos días me he venido un poco abajo por la presión del máster que se acentúa a cada día que pasa, he intentado hacer balance para dar a las cosas its fair price. Que no es poco.
Volver atrás, todo lo atrás que sea necesario, y evaluar los sacrificios y las renuncias que han tenido que hacer otros, y que he tenido que hacer yo misma para llegar a donde estoy, o a la expectativa de la cosa, que es de lo que se trata.
Lo que ocurre es que en ocasiones nos nubla la vista el creer que siempre fue así, y nos autoexigimos más de lo que en realidad podemos dar de sí.
Tampoco hay que caer en la autocomplacencia, sino seguir trabajando y luchando por los objetivos que uno cree, pero sin perder la perspectiva y valorando al coste histórico de los mismos. Y es que los sueños valen mucho, tanto que no merece la pena enfadarse o estar "tristón", es una pérdida de tiempo comparado con el poder disfrutar de ese camino.
No voy a ponerme a enumerar estos costes, no tiene sentido alguno en este foro. Pero aconsejo a todo el mundo que se tatúe sus costes, sus sacrificios, sus renuncias.... Asumir ese balance lleva a querer estar siempre a la altura de esos sueños. Y ésa es la única exigencia posible.
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