Sigo reflexionando mientras escribo, y de vez en cuando pondré algunos trozos de lo que voy haciendo. Éste es un trozo de hoy.
(...)
Hay un montón de cuadros de un tal Edouard Manet llenos de mar, el libro dice: “el tema del mar será una de las constantes en los pintores impresionistas que tratarán de captar toda la luminosidad del entorno marino”.
Edouard parece un hombre triste. Ha pintado un paisaje de mar, y a sí mismo junto a una mujer en la playa. La mujer no le hace ni caso, y eso que es su esposa (quizá precisamente por eso). Él mira el mar y los barcos lejanos, que representan otros sueños. Pero su cuerpo la mira a ella. Creo que no ha conseguido captar “toda la luminosidad del entorno marino”, sino que el mismo mar le provoca una tristeza interior “de cojones”. No hay más que verlo.
Edouard parece un hombre triste. Ha pintado un paisaje de mar, y a sí mismo junto a una mujer en la playa. La mujer no le hace ni caso, y eso que es su esposa (quizá precisamente por eso). Él mira el mar y los barcos lejanos, que representan otros sueños. Pero su cuerpo la mira a ella. Creo que no ha conseguido captar “toda la luminosidad del entorno marino”, sino que el mismo mar le provoca una tristeza interior “de cojones”. No hay más que verlo.
Hay otro cuadro en el que el hombre viste una camiseta de rayas rojas, la mujer parece de otra estación del año, o de otro año, otra época, y no le mira. Mira a la cámara-pintor. El hombre parece un poco desesperado. Al fondo el mar se aleja, luminoso. El hombre es marinero y prefiere cambiar la luz de su mar por una mujer que no le quiere y que le evita. Una mujer de otro tiempo.
Sí, definitivamente Edouard era un hombre triste. Es muy triste saber que rechazas a muchas cosas buenas, que lo das todo por amor, que se te va el alma en ese intento y sólo encuentras indiferencia. Pienso que esa mujer no se merece un hombre como Edouard que, a pesar de todo, la ha pintado como el fruto de su deseo. No se lo merece, pero él la ama igual. La ama porque en ella ha encontrado su luz. Me suena de algo. Pobre Edouard. Su tristeza le hizo más famoso. Creo que no le habría gustado nada saberlo, que habría cambiado todos sus cuadros por un segundo, un segundo de amor de su boca.
Hoy sólo quería decirte esto. Que me gusta Edouard Manet. Y también él pinta líneas difusas. No sé si buscarte en el luminoso entorno marino, lejano en Manet, o buscarte en las caras indiferentes de ella.
Cristina me acaba de decir que Manet tenía cataratas. Eso explica algunas cosas. Si tienes cataratas sientes molestias con luz intensa. Por eso pintó lúgubres a sus mujeres, parece. Por eso la luz es lejana, inaccesible. También tienes una percepción disminuida de los colores, especialmente el azul. Pobre Manet. Quizá por eso dejó el mar y se entregó a mujeres que no lo merecían.
Estoy leyendo algunas cosas de él, analogías con otros que admiro. Fue rechazado por la Marina, y sin embargo le dio tiempo a irse 6 meses de prácticas de marino a Brasil. Cuando volvió nunca estuvo físicamente junto al mar, pero de alguna manera lo estuvo. No lo admitieron en la marina, pero él lo inmortalizó.
Me encanta el mar. Eso tampoco lo has llegado a saber. No te lo he contado. Soy más de secano que un garbanzo. Sin embargo, siento una terrible pulsión y atracción hacia el mar. Sé que si algún día vivo en un sitio con mar será casi imposible irme de allí. Y si me voy será como lo hizo Manet, que se llevó al mar consigo, lejano pero luminoso.
No sé si eres tú. Hoy sí lo creo. Pero si no lo fueras, sólo te dejo estas palabras que no, no son mías:
Por más que intente al despedirme
guardarte entero en mi recinto de soledad,
por más que quiera beber tus ojos infinitos,
tus largas tardes plateadas,
tu vasto gesto, gris y frío,
sé que al volver a tus orillas
nos sentiremos muy distintos.
Nunca jamás volveré a verte
con estos ojos que hoy te miro.
Al final todo se reduce, todo vuelve al mismo patrón de despedidas y añoranzas.
Cuando salí de ti, a mí mismo
Al final todo se reduce, todo vuelve al mismo patrón de despedidas y añoranzas.
Cuando salí de ti, a mí mismo
me prometí que volvería.
( Qué bello, mar, morir en ti
( Qué bello, mar, morir en ti
cuando no pueda con mi vida. )
No lo puedo creer. Hoy he enlazado tu recuerdo al del mar y al de José Hierro. Tú sí que vales.
No lo puedo creer. Hoy he enlazado tu recuerdo al del mar y al de José Hierro. Tú sí que vales.
Tengo sueño. Tengo sueño, no puedo dormir, y el messenger se me ha llenado de cadáveres color rojo. Cada uno sigue la estela de sus sueños.
Buenas noches (y buena suerte... qué malo, mejor desear "éxitos". La suerte es el pretexto de los que fracasan, decía Neruda. Por ello mejor desear éxitos).
1 comentario:
OH...Monet esmi pintor favorito...gracias por descubrirme algo más de él ;)
bikiños
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